El cine de las sábanas blancas

Entre las sábanas blancas aparece un ojo de tonos marrones y verdes,

como el bosque, le sigue una nariz distinguida y tras ella una amplia sonrisa. Las sábanas arrullan su felicidad, como si estuviera entre las nubes ¿por qué me sonríe de esa manera? ¿Qué le hará tan feliz? ¿Cabe la posibilidad de que se culpa mía? Me mira a mí, desde luego.

 

- ¿Qué te hace tan feliz?- le susurro para no ensombrecer su alegría.

- Esto- me mira y suspira, sin dejar de sonreía. he debido poner cara de no entenderlo, porque él ha puesto cara de ir a explicarlo- Estás aquí, mirándome, tan guapa, tan natural, tan perfecta, con las manos puedo acariciar tu piel suave…- Noto una suave caricia por el costado- bajo las sábanas se está tan calentito y no hay nadie. Nadie dice que tengamos que salir de aquí, nadie pretende separarnos, nadie nos ordena, este es nuestro mundo.

De repente algo se mueve dando una extraña forma a nuestra nube y repta entre nuestras piernas, haciéndonos cosquillas, hasta que llega a nosotros y sonriendo, mostrando sus pequeños dientes de leche, admirándonos con sus ojos castaños y sus cabellos rojos dice:

- Buenos días dormilones- su voz suena a campanillas- besa al hombre feliz en la mejilla con gran estruendo y se acurruca entre mi pecho y mis brazos- estás calentita mami- y hunde la cabeza entre mis senos para después mirarme- Hoy si hace sol.

Mi hombre feliz suelta una carcajada.

- Ahora, ahora si que esta cama es un mundo perfecto.

mini ración de amistad

Las fotos de la vida de los demás me hacen reflexionar, veo como antiguos compañeros de clase quedan, veo como la gente tiene fotos con amigos de la infancia con los que todavía tienen relación y me pregunto ¿qué hay en mi para no tener nada de eso? vivo en un avión con mini raciones de amigos, unas raciones duran más, supongo que estoy volando a Japón con escalas, otros no duran casi nada, Roma, París, directos y sin embargo la gran mayoría de esas raciones se quedan perennes en mi memoria. Muchas veces intento que me toque la misma ración, por lo menos en el mismo vuelo, pero siempre cambian el menú, no sé si pensar que las raciones me evitan o que la mini ración de amistad soy yo, un segundo, una persona agradable con la que hablar durante un periodo determinado, que se desecha como un vaso de papel. Si es así, no me molesta, al menos he aportado algo al viaje, si cada uno tiene una personalidad diferente supongo que hay quien es un plato a repetir y quien es algo agradable, pero no lo suficiente extraordinario como para volver a probarlo.
De todos modos... me ha gustado compartir este viaje y me recuerden o no, yo les recordaré.

pesadilla

Una cifra, 26, una y otra vez resuena en mi cabeza, entre una marabunta de pensamientos sin sentido, me pica el cerebro de tanto recibir información inconclusa de algún recoveco de de mi subconsciente. Son como una alameda y cada hoja es un pensamiento distinto, no me dejan ver el sol, no me dejan ver el camino. 26 árboles, 26 hormigas andando en fila, 26 días pérdida en el bosque, 26 miembros de mi familia me buscan, 26 pasos para el final, 26 rocas a la orilla de un arroyo ¿qué es ese número? ¿por qué es el único pensamiento legible de mi mente? 26/08/09, una fecha que se repetía y escribía sin darme cuenta, pero que pasó, como un día cualquiera ¿qué tenía que hacer ese día para que fuera importante? 26 años... si voy a seguir así hasta entonces acabaré completamente desquiciada. ¿26 días a partir del 26 de agosto del 2009? tampoco entonces pasó nada... por qué ese número no deja de mezclarse entre tanto ruido, entre tanta hoja amarillenta, entre tanto tronco grisáceo. Veintiséis chopos a la orilla de un arroyo que arrastra veintiséis piedras negras , veintiséis pasos de largo hasta que el arrollo se pierde bajo una gran roca que me bloquea el paso, veintiséis graznidos de un pájaro lejano anuncian una noche de veintiséis días y cuando la luz llegue veintiséis días pasaran antes de que los veintiséis que me buscan me encuentren tirada devorada por veintiséis gusanos.