viernes, octubre 21, 2011

Depende del muerto

Es una cuestión cultural, que no sé muy bien si es de procedencia judeocristiana o de procedencia pagana, el hecho de que le tengamos tanto respeto a la muerte, de los muertos no se habla mal, hay que guardar silencio ante ellos, observarles durante toda una noche, los exponemos para que nuestros amigos, familiares y otras gentes les presenten sus respetos y nos ponemos en fila en repetidas ocasiones, en unos sitio más y en otros menos, para que la gente nos recuerde lo tristes que debemos estar. Quiero que conste que el acto del velatorio no me parece mal en absoluto, al contrario creo que responde a la necesidad básica de la despedida, el tránsito que los vivos necesitamos para hacernos a la idea de que esa persona ya no está entre nosotros, lo que me sorprende es que se suele ser muy respetuoso con respecto a la muerte hasta que muere alguien "famoso".
Podemos empezar por la imagen de la ejecución de Sadam Hussein, de muy mal gusto, porque no sólo observábamos al exdictador muerto metido en un saco, sino que además vimos su llegada a ese estado, no hace mucho nos encontrábamos con la noticia de que el terrorista más buscado había muerto a manos de militares estadounidenses, nadie lo creyó, poco después difundieron una imagen muy truculenta de un cadaver con un tiro en la cara, absolutamente desagradable, después de ver la instantánea muchos no creímos que fuera verdad, el cadáver arrojado al mar con una excusa malísima sobre un ritual musulman, hasta que Al Qaeda no confirmó la muerte, fueron unos cuantos días de controversia, a pesar de las imágenes ¿Era realmente necesario enseñarnos aquella cara reventada o aquella ejecución? ¿Es necesario que ahora Gadaffi se nos presente de la misma manera?
Es lógico que cuando la muerte de alguien supone una victoria moral se quiera comprobar dicha muerte, pero con respecto a nuestra vida cotidiana guardamos un respeto a los muertos que no seguimos cuando estos son simplemente famosos, porque no es necesario que sean tiranos para que se produzcan estas situaciones ni es un fenómeno nuevo, ya lo vimos con Jesse James, Ernesto Guevara, el cadáver calcinado de Goebbles y sus pequeños hijos en una fila macabra.
Hay casos realmente estrambóticos,  tenemos a la adorada Eva Perón, de la que no se sabe que es más importante, si su mandato como presidenta argentina o la historia de su momia, que fue expuesta desde 1952 hasta 1955, año en el que el cadáver fue secuestrado, un general lo instaló en su despacho de pie y allí lo tenía, entre sus papeles, la cara de la hermosa y muerta por cáncer, después fue trasladado a Italia, se enterró en Milán bajo un nombre falso, fue desenterrado y entregado a su esposo, que se encontraba en Madrid y tuvo el cadáver de su mujer en el sótano de la casa hasta que volvió a Argentina, donde fue expuesto de nuevo y enterrado en el año 76, 24 años después de su muerte, sin duda el Doctor Pedro Ara hizo un trabajo de embalsamamiento asombroso, ya que el cuerpo permaneció incorrupto, excepto por un dedo que le fue arrancado en la primera etapa de su muerte.
En otras ocasiones es nuestro ferviente amor el que nos hace transgredir esas normas culturales que nos impone la muerte, como fotografiar el cadáver de River Phoenix, Anne Nicole Smith, Marilyn Monroe, John F. Kennedy y tantos otros a los que necesitamos ver muertos para creernos que han muerto, si al menos respondiera al extraño rito de fotografiar al muerto para preservar su alma como pasó a finales del Siglo XIX, formaría parte de ese ritual luctuoso, pero no es así. Perdemos todo el respeto ante la muerte, toda la superstición y nos gana el morbo de forma completamente innecesaria es más ocasiones de las que son tolerables,

2 comentarios:

Marylow dijo...

Tienes toda la razón. Sin embargo, yo creo que el hecho de ver a la persona muerta, es puro morbo tanto en anónimos como famosos (evidentemente estos últimos suponen mas morbo aun). Yo ni entiendo el hecho del velatorio (de hecho yo o quiero ni velatorio ni entierro público) y menos abrir la caja y que veamos a la persona fallecida. No le veo ningún sentido, pero ni en famosos ni en nadie en general. Y sobre las fotos horribles, gores, y demás que nos ponen diariamente...es que no tengo ni palabras dela asco que me da.No solo asco de angustia, sino asco moral. Nunca olvidaré las imágenes de la gente fallecida en Lorca, que fueron expuestos por todos los medios españoles. Horroroso.

Estrella Ferre dijo...

Hay a quien el velatorio privado le ayuda mucho a la hora de aceptar la muerte del familiar o amigo en cuestión, pero eso es cosa de cada uno.