lunes, abril 23, 2007

Déjame

¡Déjame! deja de agarrar mi brazo de esa manera, me haces daño, cada vez me lo retuerces más y la rojez empieza a ser un quemado ¡Qué me dejes! deja de atarme con tu mirada, que me hace daño, la fibra se me ciñe a la cintura y empieza a sangrar ¡No! ¡No me beses! que me arden las entrañas y creo que voy a morir de dentro a fuera, sobretodo cuando sales de la habitación sin explicarme el porqué de ese beso y el porqué de esa marcha ¡Hazme el favor de no llorar! que tus lágrimas son mis lágrimas y cuando me resbalan por las mejillas hacen surcos, como agua en escorrentía. Y sobretodo, deja de decirme que me quieres, porque mis rodillas caen pesadamente al suelo y me clavo cristales en la piel que me atraviesan hasta el alma, porque yo si que te quiero y jamás podré saber si lo que tú dices es cierto, deja de existir de una vez y así podré dejar de existir yo, que estoy cansada.

martes, abril 03, 2007

Arena

Me doblo hasta tocar la arena con las manos y cojo un puñado. Abro la palma y la fina arena blanca se escapa entre mis dedos. Siento que tú eres la arena escapando de mi, sin querer, empujado por la fuerza de la gravedad.

A veces me encuentro sin fuerzas para hacer frente, primero, a los comentarios y, después, a los silencios, otras sólo me puede la impotencia por saber que no puedo hacer nada por ti.

Me doblo hasta tocar la arena con las manos y cojo un puñado, no cierro la mano y cuando llego a casa la meto en un bote con cierre hermético, algunos granos se me quedan pegados a las manos. Vas listo si crees que te voy a dejar escapar.