lunes, octubre 15, 2012

Paisaje Interior

Se acercó por su espalda y la rodeó con los brazos, las palmas abiertas tocaban su abdomen, el calor de ella traspasaba la fina camiseta, a ritmo lento movía las manos, llegando a sus caderas y a la curvatura de sus senos.

Asomó la cabeza a su hombro, absorbiendo el aroma de su cuello, le dio un mordisco y ella no pudo reprimir un gemido, la temperatura aumentaba.

el tejido de su camiseta al moverse daba la sensación que da el raso al tocarse a sí mismo, quiso comprobar si aquella suavidad era una simple ilusión e introdujo las manos bajo la prenda y notó la suavidad infinita su piel, ella se giró dándole la sensación de que él la torneaba con las manos.

La atrajo hacía sí y ella le acarició el pelo con ambas manos, besó sus labios tiernos con urgencia, sin precalentamiento, con humedad súbita, rozando sus lenguas de terciopelo.

Se encontraba en ese extraño momento entre la ternura y la rigidez, ella se movía al ritmo de sus besos, escapó de su suavidad respirando entrecortadamente, acariciando nariz con nariz, mejilla con mejilla y finalmente oído con oído, ella se escurrió de entre sus brazos, dejándole exhausto de un beso, enfermo de amor.