martes, noviembre 30, 2010

¿Qué te pasa?

Hundo los dedos en tu cabello rojizo, espeso, suave. Me miras con los ojos angustiandos y me dedicas una falsa sonrisa, no sé si te preocupa algo o si se acerca el fin, pero lo que realmente me inquieta es que pienses que no me doy cuenta.
Te tanteo con un beso y suspiras, pero no me parece que me rechaces, aunque tampoco me recibes con demasiadas ganas. Amedida que aumenta la humedad del momento me moldeas desde la cadera hasta el pecho, por los costados, vuelves a suspirar, pero esta vez detecto anhelo. Me sigues deseando, tacho una posibilidad.
Me retiro y te acurrucas entre mis brazos, me tocas el pecho, pero en lugar de acampar ahí, pasas la mano sobre mi vientre, te echas sobre mi y me besas la frente, las orejas, los párpados, las mejillas y al final, de forma breve pero tierna, la boca. Todavía me quieres, tu leve mordisco en el lóbulo de mi oreja me hace suponer que tampoco te estabas replanteando tus sentimientos y has decidido que me quieres, al fin y al cabo, así que tacho dos de un golpe.
Te revuelves, inquieto, buscando un sitio que no encuentras ¿Será el trabajo? no paras ¿habrá tenido algún problema importante? Me miras un instante ¿Tendrá que contarme algo y no sabe como?
Te levantas y poco después oigo la cisterna, vuelves a la habitación con cara de total satisfacción, libre de lastres.
- !Lo tenía atravesado¡
Es cierto, a veces me obsesiono por cosas sin importancia.

jueves, noviembre 11, 2010

Florentino Ratzinger

Se abre el mercado de fichaje de Dios en la liga de la religión cristiana.
Cinco obispos anglicanos descontentos con la decisión del club de ascender a las mujeres al mismo cargo que ellos ostentan, deciden liberar sus contratos con el anglicanismo y fichar por la iglesia católica Apostólica Romana.
¿Permitirá la iglesia Católica que estos obispos, casados y con hijos, mantengan su cargo? En caso negativo ¿permitirán que en su situación marital sean simples sacerdotes?
Las informaciones sobre las cláusulas de contrato no están demasiado claras, lo que sí sabemos es es que la iglesia católica cierra fieras en torno al conservadurismo incluyendo en la plantilla a cinco jugadores, descontentos con la igualdad entre hombres y mujeres, y llevando a cabo discursos contra el peligroso laicismo que amenaza la integridad del club.
Tampoco nos informan si los jugadores del equipo católico que proponen el fin del celibato, y otras medidas de avance, decidirán que es el momento de cambiar de club y optar por el anglicano, luterano o cualquier otro equipo que permita mantener relaciones sexuales. Tal vez la integración de obispos casados permita renegociar su cláusula de celibato consiguiendo así un pequeño progreso en el club cuando parecía imposible y, lo que es más importante, gracias a un gesto que parece estar más encaminado a la involución que al progreso.