sábado, noviembre 05, 2011

Besar: manual para principiantes.

Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha expresado su afecto hacia los demás con un simple gesto llamado beso. Besar, que es la acción de dar un beso, consiste en apoyar la zona carnosa que rodea nuestra boca y a la que nos referimos como labios (pues son dos: el de arriba y el de abajo), bien pegados (el de arriba con el de abajo), ya sea en la mejilla, la frente o la boca, o en cualquier otra parte sensible de la persona, o animal, a la que queremos obsequiar con tal regalo. Justo en el momento de retirar los labios, será imprescindible separar ambos (el de arriba y el de abajo), acompañando dicha maniobra con una succión de aire de intensidad variable (según el tipo de beso), que debe provocar un sonido seco y levemente chirriante. Note el lector, que sin una posición adecuada de los labios (boca de mono), la succión de aire no sería del todo eficaz, y el beso quedaría tristemente a medias entre beso y chupada.

Hay tantos besos como personas, y según donde se propinen, su sonoridad, o con qué vayan acompañados, tendrán significados tan variopintos como las reacciones de los afortunados, o desgraciados, que los reciban. Besos secos, húmedos, castos, fraternales, pasionales, de abuela o de compromiso... tantos tipos que sería imposible explicar todos tan detalladamente como se merecen. Es menester de este manual describir solo uno de ellos, sin duda el más complicado de dar: el primer beso pasional. Es nuestra intención evitar que jóvenes e inexpertos besadores, puedan confundir la forma o el momento y convertir este insigne beso en un triste desacierto.

Cuando dos personas se conocen, existe la posibilidad (probable en algunos casos y remota en otros) de que ambos se gusten lo suficiente para seguir viéndose con la asiduidad que ellos mismos determinen adecuada. Si este gusto cruza la linea del trato amistoso, para adentrarse peligrosamente en una atracción más carnal, es seguro que, más temprano que tarde, alguno de ellos (o ambos al mismo tiempo) se verá obligado a dar un paso al frente y consolidar dicha relación “amistosa” con su primer beso pasional. Los besos pasionales son, al mismo tiempo, tan fáciles y difíciles de dar como de describir, y decidirse a hacer tan delicado movimiento es, cuanto menos, arriesgado. Una vez tomada la decisión, atinar con el momento, el lugar o la intensidad de dicho beso, es tarea harto complicada. No es el objeto de este manual aleccionar sobre como asegurarse el buen devenir del primer beso, ya que nos estaríamos adentrando, injustificadamente, en un terreno pantanoso por el que se hace difícil caminar, pero sí describiremos con esmero una de las muchas maneras correctas de darlo. Por razones operativas nos centraremos en la escena más tradicional (hombre besa a mujer), dejando otras combinaciones, tan respetadas actualmente como la anterior, para futuros manuales. Dividiremos el beso pasional en tres partes: primer contacto o beso seductor, segundo contacto o beso vehemente, y tercer contacto o beso de consumación.

Mire a su compañera directamente a los ojos, donde estarán impresos sus verdaderos deseos. Con la habilidad necesaria podrá leer en ellos si el inminente beso será bien recibido o, por el contrario, se arriesga a una dura represalia (tortazo en la cara). Si es incapaz de realizar dicha lectura por falta de experiencia, no se preocupe, la vida es para los valientes. Sin retirar la mirada, como en un vano intento de hipnotizarla, acérquese muy lentamente, dirigiendo la punta de su nariz hacia la punta de la de ella. Mientras, agarre suavemente, con su mano diestra, la parte trasera de su cuello (el de ella), para subir poco a poco hasta la nuca entrelazando los dedos con el pelo. Llegado a este punto la intención es clara, y a menos que realmente la haya conseguido hipnotizar (poco probable), su pasividad será la aceptación tácita al beso, por lo que continuar resultará insultantemente seguro. Siga acercándose al mismo tiempo que torna la cabeza hacia la izquierda, para que sus narices no colisionen evitando el triunfal encuentro de labios. Cierre los ojos, pues se dice de quien besa apasionadamente con ellos abiertos, que no es persona de confianza.

El primer contacto (seducción) ha de ser casi una caricia, con los labios sueltos y entreabiertos, transmitiendo toda la ternura de la que uno dispone, mientras se masajea el pelo con la mano anteriormente situada en la posición adecuada. Roce suavemente sus labios (los de ella) con la lengua, y termine con una leve succión del belfo inferior, que puede ir acompañada de un lene bocado. Nótese que en este instante, tanto usted como la afortunada a la que besa, son un amasijo de nervios, y es fácil cometer algún error que eche a perder tan eximia situación. Tómeselo con calma e intente enfocar su excitación al segundo contacto (vehemencia).

Inmediatamente después de soltar el labio, y sin haberse despegado en ningún momento más de unos pocos centímetros, vuelva a aproximarse para un nuevo encuentro análogo al anterior (siempre con los ojos cerrados), pero más energético, más violento. Achuche con su mano diestra (situada en la nuca) la cabeza de ella contra usted, y encuentre la posición adecuada para que sus bocas encajen perfectamente. Realice un juego cautivador con su lengua mientras rozan sus labios, que deben disponerse sueltos y carnosos; nunca duros o constreñidos. Este beso, más ardiente que el primero, ha de durar más tiempo, pudiendo subdividirse en tantos besos como se crea oportuno, según la situación y el disfrute. Atento a las sensaciones que le puedan abordar en estos momentos: extraños cosquilleos, perdida de la orientación, mareos, etc. No se deje distraer por estos efectos secundarios causados por la excitación e intente disfrutarlos con fruición, son parte del juego. Vuelva a concluir el contacto con una nueva succión del labio inferior, esta vez más vigorosa y acompañada de un sentido mordisco (sin excederse en intensidad).

Aborde el último contacto (consumación) para finalizar el beso. Abra los ojos y mírela atentamente. Apoye su frente en la de ella y traslade la mano diestra (anteriormente situada en la nuca) hacia la parte lateral de su cuello, mientras la acaricia con suavidad y roza casi imperceptiblemente su oreja con el dedo pulgar. Acompañe dicha maniobra con una media sonrisa para mostrar complicidad y asegurar, más allá de toda duda, que el encuentro ha resultado plenamente satisfactorio. Lance un último beso desde esta misma posición, propinado en el labio inferior, suave, de sonoridad intermedia y ligeramente húmedo, procurando que el contacto entre ambas bocas sea completo. Y concluimos con este gesto nuestro primer beso pasional.

Son posibles otras muchas combinaciones tan válidas como la anterior, pero una máxima es coincidente en todas ellas: goce de su primer beso como si fuera el último, pues sus sensaciones perdurarán en el tiempo, y por muchos años que permanezca unido a su pareja, siempre quedará su reminiscencia para deleitarle, o atormentarle, el resto de su lacónica existencia.

5 comentarios:

Estrella Ferre dijo...

Simplemente genial...

Sergio García dijo...

Gracias por tus halagos :), así da gusto.

Antonio Lorente dijo...

Guauuuu!! Tienes una facilidad impresionante para comunicar. Me ha encantado Sergio!!!!

Sergio García dijo...

Gracias guapo xDD, me alegro que te haya gustado!!

Anónimo dijo...

woow... sin palabraas... :)