Me gustaría vivir en un mundo en el que mi género no determine el comportamiento de los demás, ni para que me traten como un ser inferior ni para que me traten con pies de plomo con tal de no ofenderme.
Me gustaría vivir en un mundo en el que las empresas no tengan problemas en contratarme porque en cualquier momento puedo traer hijos al mundo, sin la posibilidad de compartir mis responsabilidades con el donante de esperma, tener más tiempo de baja maternal sólo disuade a los empresarios de contratarme en lugar de a un hombre, mientras que la posibilidad de proporcionar la baja tanto a un hombre como a una mujer nos hace estar más igualados.
Me gustaría vivir en un mundo en el que la solución no fuera dejar que una niña de 16 años aborte porque puedan echarla de casa, sino que la educación sexual se nos proporcione sin tabús, se fomente la conversación en los hogares para evitar quedarme embarazada a los 16 años y para que en ningún caso tenga problemas al contárselo a mis padres, dejando obsoleta una ley controvertida que está bien planteada sobre el papel pero flaquea en la práctica.
Me gustaría vivir en un mundo en el que la virilidad no se vea afectada por poner una denuncia a tu mujer si te maltrata, ya sea física o psicológicamente, donde tanto mujeres como hombres estemos educados para actuar de forma efectiva ante el maltrato.
Me gustaría vivir en un mundo en el que las leyes me protejan como persona que soy, dejando de lado mi género, que por fin deje de determinarme sólo lo que tengo entre las piernas.
Me gustaría vivir en un mundo en el que se ha dejado de hablar de valores absolutos: A las mujeres les gusta esto y a los hombres aquello, las mujeres se comportan así y los hombres asao.
Dedicada a Loli Lázaro y Paco Gil