miércoles, junio 22, 2011

Volver a empezar

Siempre se escuchan cosas como "volvería a los 16" o "volvería a los 18 sabiendo lo que sé ahora" yo no, jamás de los jamases, si pudiera volvería a mi más tierna infancia, a los veranos en el pueblo con mis hermanos, a cepillarle el pelo a mi hermana, a ver el grand prix, porque no había otra cosa, a que mi hermano voleara mis escuálidos 15 kilos en la playa para zambullirme en el agua, a jugar con mis primas a las tiendas y a las noticias, pero sobretodo volvería para descubrir.
A cierta edad todo es nuevo, cada día hay mil descubrimientos que hacer, cada capítulo de "el mundo de Beakman" te daba algo interesante que hacer, los bases hacen reacción con el ácido, mira como burbujea el bicarbonato al contacto con el limón y ¡Anda! también con el vinagre, siguiendo esta base puedes conseguir que los huevos boten, ya que el vinagre se come el calcio de la cáscara y sólo queda la telilla... todos los experimentos... por suerte esta serie sigue siendo igual de guay cuando la ves con 25 años, pero evidentemente la mayoría de cosas ya están descubiertas y no es lo mismo.
Ahora ves las mismas series que veías a esa edad y no son lo mismo, los caballeros del zodiaco te parecen cutres, Alfred J Kwak da rabia de lo feliz que es y Azuki no tiene ni pajolera idea de lo ingratas que pueden llegar a ser las relaciones sentimentales. Desde luego hay otras, como El Conde Patula, que no pierden su esencia, pero, igual que con el Mundo de Beakman, ya están descubiertas, ya no es lo mismo.
Cuando veo a mis sobrinos flipando con Dora la exploradora o con Pocoyó, no tengo más remedio que sentir cierta envidia.
Claro que el descubrimiento nunca termina, es una de las cosas maravillosas del Ser Humano, pero la emoción que se siente siendo niño con respecto a lo nuevo, nunca volverá, así que no nos queda nada más que esperar que lleguen nuevos descubrimientos que nos transporten a la emoción que se siente cuando se es niño.

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