miércoles, febrero 17, 2010

Una Historia Diferente (Capítulo 1)

¿Esa era ella? Tenía una idea aproximada del tamaño de su nariz, su madre le había dicho mil veces que tenía unos preciosos ojos azules, pero no sabía que era un azul tan brillante, como el cielo justo antes de oscurecerse. Sabía que tenía el pelo suave y castaño, pero no sabía como le enmarcaba la cara ¿Se podía decir que era guapa? Al menos había podido pasarse los últimos años en casa y no tenía la piel curtida por el sol.

- Madre ¿Cómo es ese hombre?- preguntó mientras seguía observándose.

- No sé, hija, un hombre. La cuestión es que tiene una buena posición y se ha interesado por ti.

- No lo entiendo- se giró para mirar a su madre-. Tiene 20 años, le acaban de nombrar caballero, le han dado un buen terreno, así que está bien posicionado ante su señor, lo más lógico es que buscara a la hija de otro caballero, o con la única hija del señor, teniendo en cuenta el aprecio que parece tenerle no se negaría ¿Por qué quiere casarse con la hija de un campesino?

- Tú no tienes que entender nada.

Se vistió con el taje que habían preparado para ella y se dirigieron al gran salón. Todo aquello era muy raro, él podía aspirar a algo mejor, de hecho debía aspirar a algo mejor. Estas cosas solían hacerse en la casa de los padres… un recién caballero que pretendía pedir su mano en la casa de su señor, era muy raro.

Lord Daniel Mitchell la recibió besándole el dorso de la mano

- Es un placer tenerla en mi hogar.

- My Lord es un placer para nosotros, gracias por acoger a esta humilde sierva de Dios- Respondió su madre.

Tras el señor apareció Sir Arthur Donnelly, era alto, al menos dos cabezas más que Emma, tenía el cabello rojo como el fuego y los ojos verdes como la hierba. Le sonrió dulcemente. Guapo, sonrisa dulce y amable, demasiado bueno para ser real.

- Siéntate junto a Sir Arthur, Emma- Lord Mitchell la condujo de la cintura hasta el joven caballero, en su nívea tez aparecieron dos manchas rojas de rubor- Sé que no es costumbre, pero creía correcto que al menos os dirigierais unas palabras antes de la boda- Sir Arthur también se ruborizó al encontrarse con sus ojos azules- No vaya a ser que mi armiger se arrepienta e su decisión.

- ¿Armiger?- preguntó Emma para si misma, pero en voz alta, por error.

- Es el caballero encargado de transportar las armas del señor- Aclaró Sir Arthur, al que le hubiera gustado cogerla de la mano, para confortarla.

- Conozco el cometido del armiger- aclaró ella.

- ¡No seas impertinente!- regañó Thomas Thomason, su padre.

- Tranquilo, Thomas- intercedió Sir Arthur, que, a pesar de su rubor, se volvió a dirigir a ella- Entonces ¿qué te inquieta?

- Bueno…- contestó con un hilo de voz- es un cargo muy importante…

- Para un caballero tan joven y recién nombrado- interrumpió Lord Mitchell- Tienes razón. Ten cuidado Arthur, esta jovencita es lista y no tiene miedo de demostrarlo, eso no suele ser bueno en las mujeres, o eso dicen.

>> La cuestión, señorita Thomason es que Arthur lleva a mi cuidado desde su nacimiento, así que entrenamiento no le falta y es, sin duda, el mejor caballero que yo haya visto.

Ahora sí que no entendía nada. Miró a la hija de Lord Mitchell, Rachel, era hermosa, con cabellos de oro y parecía tener la misma edad que Emma, con la estima que el señor parecía tenerle a Sir Arthur ¿por qué no se casaba con ella?

Durante la cena tanto Señor como Caballero fueron muy amables con Emma, invitándola a participar de la conversación, preguntando cómo había sido hacerse cargo de la casa al perder su madre la movilidad de las manos y de lo hermosas que eran las tierras de las que procedía Sir Arthur, que, aunque nacido en aquella misma casa, su madre, era irlandesa y él había tenido el placer de visitar aquella tierra unos años atrás, cruzando el mar. Definitivamente aquello era demasiado bueno para ser real. Al acostarse rezó para no dormirse, pues no quería despertar de aquel maravilloso sueño.

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