Allí estaba, sentada en la terraza, al olor de las macetas de geranio intentando imaginar.

El arroyo canta y cien ninfas acompañan con la lira el poema de amor que traen los cantos rodados.
Los álamos bailan a la orilla del agua cuán odaliscas ante el sultán.
Un pájaro trina, haciendo los coros al arrollo.
Allí estaba, en el paraíso, en la terraza al olor de los geranios.
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