jueves, mayo 05, 2011

Deseo

Los labios carnosos, entreabiertos y húmedos, mis manos en sus caderas, atrayéndolas hacia mi, el olor afrutado de sus cabellos impregnándolo todo, su tacto sedoso, sus mejillas enrojecidas.
Me distraía de mis quehaceres, me veía sin remedio imbuido en mis fantasías en lugar de prestar atención a lo que tenía delante, era más soportable cuando estaba ante una montaña de papeles, cuando se hacía insoportable me escapaba al baño, daba rienda suelta a mis pasiones y después volvía centrado en mis facturas, pero últimamente me asaltaban atendiendo a un cliente y no es fácil venderle el nuevo best seller a los encargados de las librerías cuando aquel súcubo se metía en mi cabeza.
los fines de semana la buscaba en el bar, iba a primera hora de la tarde y me tomaba un café detrás de otro, hasta que aparecía.
Era encantadora en vaqueros, pero cuando llevaba su vestido rojo estaba arrebatadora, era vaporoso, le marcaba las líneas sin llegar a ceñirlas. Entonces me volvía loco, me daban ganas de arrancárselo y tomarla allí mismo, delante de sus amigas y el resto de clientes. Esa visión, excesivamente pornográfica me introducía en un estado febril que duraba varios días.
Yo no he sido nunca un voyeur y me sé atractivo, siempre he sido valiente e, incluso, descarado, nunca he tenido problemas en acercarme a las mujeres, pero había algo en ella que me resultaba amenazante.
Ella se había fijado en mi, me miraba de vez en cuando, en alguna ocasión, cuando se quedaba sola, me miraba fijamente, si fuera más presuntuoso diría que ella también fantaseaba en secreto conmigo, pero como no lo soy, sabía que era harto improbable, aunque lo deseaba con todo mi ser...

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